jueves, 3 de marzo de 2011

Como pulpo capturando proyectiles


Mis nenorras siguen enfermas, pero por lo menos ya las vio un doctor en serio y eso me ha tranquilizado. Tuve que llevarlas al hospital. La nenorrona (la más grande) sigue con antibióticos y sigue durmiendo en mi cama. La verdad es que no sé cómo voy a lograr devolverla a su cuna.


Pero por ahora prefiero no preocuparme mucho por eso. Creo que este periodo de enfermedad ha reforzado la necesidad de dejarse llevar por la corriente y concentrarse en el día a día sin hacer ningún plan.


Para mi sorpresa, la estoy llevando mejor. Antes de dormir preparó todo para cambiar la cuna de mi nenorra (la chiquita de 6 meses) por si se vomita por la tos. La verdad es que ya lleva varias noches haciéndolo. La primera vez me agarró tan desprevenida que me cubrió de vomito. A las 3 de la mañana, la verdad es que no es agradable.


Ayer, cuando oí que venía otra crisis de tos, logré incluso capturar el “proyectil” con una toalla y así evité tener que despertarla más para cambiarla por completo. (Y no es una broma, cuando les digo que es un “proyectil” de vomito.)


Otro departamento en el que estoy logrando menos drama es en la toma de medicinas. Mi nenorrona es especialista en dejarse el jarabe en la boca para escupirlo en cuanto me descuido. No sé cómo pero he logrado convertirme en pulpo con suficientes manos para detener sus manos, abrirle la boca, e incluso capturar el líquido que se escurre.


Pese a estos “logros” sólo pienso en regresar a la normalidad. Ya no quiero ver los ojos tristes de mi niña cuando le llega la fiebre y no quiero tener que escuchar a mi pobre bebita sufriendo con la tos.

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