miércoles, 23 de marzo de 2011

Primavera, ¿ya llegaste?

Hace mucho que no escribo porque me aburre hablar de enfermedades. No quiero escribir más sobre los ojos tristes de mi nenonorra, que me parte el alma y me consume de angustia. Pero por ahora parece que no tengo respiro.

Cuando parecía que todo comenzaba a volver a la normalidad, la nenonorra (la grande) vuelve a tener una especie de resfrío. La noche la pasó fatal y para colmo me tocó llevarla a la clínica para que le sacaran sangre. La enfermera era una estúpida inepta que tuvo que picarla dos veces. Ni siquiera le puso la “crema mágica” para que le doliera menos.


Yo, igual de inepta, abrazaba a mi niña y trataba de cantarle para que se distrajera. Lo malo es que se me cortaba la voz porque no podía controlar las lágrimas. Al final tuve que salir corriendo de ahí porque casi agarro la aguja y se la clavo en los ojos a esa estúpida.


¿Por qué tengo tan mala suerte con los doctores y enfermeras? ¿Será que llamo a la mala suerte? Pero, por ahora, de nada sirve preguntarme esas cosas. Ahora a esperar los resultados y a esperar que la niña pase una mejor noche. Si no tendré que regresar nuevamente al médico para volver a pelearme.


“En mi país que ustedes consideran de tercer mundo a mi niña ya la hubiera visto un pediatra”, le dije enojadísima al GP la última vez. Sólo a regañadientes me han mandado a hacer las pruebas de sangre. ¿Creen que pondría a mi niña para que la picotearan nada más porque sí?


Pero tengo que controlarme, y sobretodo tengo que tener calma para no pasarle la angustia a las niñas. Por lo menos la chiquita va muy bien y hoy descubrí que le gusta mucho el aguacate. ¡Viva México!, pensé.


La verdad es que me gustaría escribir sobre estas cosas y no sobre enfermedades. Quiero contarles sobre como cantan las nenorras. Incluso me gustaría escribir de mocos, de poposotas y de los pedotes de mis bebitas.


Por eso, espero que la llegada de la primavera devuelva el brillo a los ojos de mi nenorrona, la grande, que dentro de poco será la pequeña. ¿Sabían que ya pesan lo mismo? Supuestamente tendría que pesar 14 kilos, y sólo llega a los 9 kilos. Por más que quiero tener humor y pensar en que yo se los podría transmitir por osmosis de lo más encantada del mundo, no puedo. Estoy preocupada y quiero regresar a la “aburrida normalidad”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario