lunes, 14 de febrero de 2011

Cuestión de madera

Yo creo que hay mujeres que nacieron para ser madres y otras que definitivamente no tienen madera para serlo. Lo peor, es que no lo sabes hasta que no estás en esa posición.

Yo, aunque me duela admitirlo, no tengo la madera. Me cuesta trabajo olvidarme de mis “necesidades” para estar disponible a tiempo completo para mis niñas. Digo que son “necesidades” porque en estos meses, que ya van a hacer dos años, me he dado cuenta que no hay nada que no pueda posponer por el bien de mis nenorras.

La mayor parte del tiempo no es el fin del mundo: cancelar una cena, cancelar el gimnasio, tardar semanas en lugar de días en leer un libro. Como bien les decía nada del otro mundo.

Los que saben dicen que la cuestión es comenzar a poner límites y retomar tu propio espacio. Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo. Me temo que tendré que tomar clases de mi nenorrona (la grande) que es experta en decir que “no”. Tan experta que las otras madres piensan que a la pobre la tengo amarrada en casa de tan bien que dice “no”. Si tan sólo pudieran ver mi casa, parece que ha pasado un huracán.

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