miércoles, 24 de noviembre de 2010

En un suspiro

“Aprovéchala porque crecen muy rápido”. Esto siempre me lo decían las señoras que se acercaban a ver a mi primera beba. Ahora que tengo dos, ya no tengo tiempo ni de conversar, así es que recibo menos consejos.


Por una parte, lo prefiero, porque cuando uno es madre primeriza pareciera que trae un cartel colgado en la frente que dice: “por favor, dígame su opinión y no se corte ni un pelo”. Tuve que escuchar cada cosa que me dejaba pálida, algunas veces de rabia y otras de vergüenza.



Pero, algunas veces tenían razón: es verdad que crecen muy rápido. Hoy estuve organizando mis fotos y me puse un poco triste. Mi nenorra más grande ya comienza a balbucear y dentro de poco ya no necesitará a su traductora preferida. Creo que pronto dejara su cuna y por más que me alegro que crezca bien y sea independiente, hay una parte mía que quiere llorar.



Recuerdo como si fuera ayer cuando cambié su primer pañal, a través de las aperturas de la incubadora. Era tan chiquita, y ahora es una “muchachona”. Con mi segunda bebé, el cambiar los pañales fue más fácil, pero me temo que crece igual de rápido y pronto dejará de hacer “gü-gü”.



Definitivamente, esto de ser madre no es fácil. Incluso los progresos de tus niños duelen. ¡En fin!

No hay comentarios:

Publicar un comentario